miércoles, 21 de abril de 2021

Complejidad y ¿contradicción o con tradición?

 




Supermercado en Avda Fuerza aérea. Córdoba, Argentina (2016).

Fotografía de la autora.



Casi a modo de collage, dos realidades diferentes

coexisten extrañamente en un supermercado.

 

¿La imagen o la palabra?

 

 

Me invade la ideología…

domingo, 18 de abril de 2021

Caja de Ahorro Provincial-Córdoba | Patrimonio, esteticidad ¿banalización?

 

Nos referimos a la singular obra del arquitecto Jaime Roca (1899-1970), originalmente proyectada y construida como Caja de Ahorro Provincial (1928) en el marco del movimiento de la “restauración nacionalista”. Hoy forma parte del catálogo de obras de valor patrimonial arquitectónico[1] de Córdoba y el país (Argentina).


Ubicado entre las calles 27 de abril y Vélez Sarsfield en la ciudad de Córdoba-Capital, la obra se impone en una esquina céntrica formando parte de un sistema de recorrido en la que se vincula a otras obras arquitectónicas de gran valor, incluso del mismo autor[2].Posee una planta baja sobria y un incipiente racionalismo. La obra se erige en una clara matriz académica complejizada con recursos propios del barroco, los que dan cuenta de un lenguaje ecléctico local.  La obra de Roca se caracteriza por su imponente adaptación de los estilos académicos consagrados: de gran riqueza en el ornamento, el coronamiento y los portales. La torre circular que da el remate a la esquina otorga gran presencia al edificio. Legible a varias cuadras de distancia, la imponente elevación de doble tambor le imprime escala a nivel urbano.



La intervención contemporánea debe rescatar el carácter del edificio o del conjunto rubricando de este modo su autenticidad, sin transformar su esencia y equilibrio, sin caer en arbitrariedades sino exaltando sus valores.

Carta de Brasilia, 1995

 

 

En relación a la obra en cuestión, nos detenemos en la incorporación de un sistema de iluminación Leds que cubre la fachada del edificio. En horas vespertinas un manto lumínico lo transfigura. La obra muta cada noche y disgrega ese halo que la mantiene al filo de lo cultual. ¿Se transforma entonces en objeto de consumo? ¿Asistimos a la contradictoria convivencia entre patrimonio arquitectónico y objeto signo?  Al decir de Baudrillard “el objeto signo, ni es dado ni se intercambia: es apropiado, detentado y manipulado por los sujetos individuales como un signo, es decir como diferencia codificada” (1972:55).  De modo que podríamos observar, que la obra arquitectónica de valor patrimonial- Caja Provincial de Ahorro- tras su intervención lumínica se convierte en mero soporte- objeto signo-, con tal liviandad que casi borra la pesada carga histórica de sus muros. Sus rasgos y reminiscencias clásicas características: recortes, entrantes, salientes y bajorrelieves disgregan su armonía consagratoria dando paso a una estética fragmentaria tan espectacular como banal.

Al atardecer las luces se encienden y en el mismo acto opacan la materialidad –por lo menos la originaria – generando una veladura. A esto agregamos que la obra trasmuta a un objeto funcional que dan cuenta de distintos intereses – socioeconómico y culturales - solapados.

Tal convivencia entre autenticidad y banalidad, discurre en contradicción. La tensión entre objeto singular y objeto de consumo pervive. En esto advertimos que una falsa exaltación de la arquitectura como patrimonio no hace más que neutralizarla. De esta manera tras la cascara lumínica espectacular se asume un programa instrumental, cuyo texto banaliza(ría) la arquitectura de valor patrimonial y las posibilidades -podríamos nombrar como ejemplo las educativas- que ésta provee: la de mantener vigente alguna memoria del pasado. 



Caja Provincial de Ahorro- arq. Jaime Roca- 

Fotografía de la autora (2015)


Entre la autenticidad y la serie 

En la década del sesenta los movimientos de neovanguardia como el minimalismo y el pop incorporan fuertemente a la producción artística, algunos procedimientos de la técnica y la reproducción industrial. La “serie” afirma Foster (1991) contribuye al acercamiento del arte a la cultura de masas.  El pop art[3]  explota sus atributos adhiriendo a la accesibilidad de las clases populares -léase público común-, su estética y sus modos de producción.  El minimalismo por otro lado recorre con la serie un largo camino ensayístico que culminaría en una crítica auto reflexiva y revisionista del arte mismo.

La secuencia, la repetición acompasada y el gradiente de colores a la que se ve sometida la obra de arquitectura, sede de la lotería de Córdoba, da cuenta cada noche -como en las experiencias seriales más resonantes del pop art- del fenómeno de inclusión del público inexperto, cual accidentales espectadores de la mise en scene a que es sometida la obra patrimonial. Puesta en escena que comparte con otras obras de similar calidad en su género y que además forman parte de un sistema urbano[4] en la ciudad de Córdoba.






Serie fotográfica. Nocturno, 2015

Elaboración de la autora. 



En este punto podemos hacer lectura de un doble discurso: por un lado, asumimos que la envoltura translúcida y temporaria en su espectacularidad provoca(ría) el acceso a determinado bien patrimonial al transeúnte o digamos también a ese público no especializado que vemos representado en las clases populares. Inclusión que al parecer ¿solo podría concretarse hoy mediada por el consumo de este tipo de espectáculo lumínico?  Por lo pronto, a través de la concreción de estos atributos del color y de la luz legitimamos la transfiguración de “la materialidad original” del bien. Vemos entonces que, en el marco de la esteticidad arquitectónica y/o patrimonial, queda(ría) velada una de las pocas muestras de la arquitectura del pasado que hoy perdura. Lo que en definitiva entendemos asiste, en ese mismo acto, a sumar “velos” a nuestra propia historia. - 

 

Bibliografía:

 

BAUDRILLARD, Jean (2009) Critica a la economía política del signo. Buenos Aires: Siglo XXI

FOSTER, Hall(2001) El retorno de lo real. La vanguardia a finales de siglo. Madrid: Akal

MUXI, Zaida (2009) La arquitectura de la ciudad global. Buenos Aires: Nobuko.

http://www.icomoscr.org/doc/teoria/VARIOS.1995.carta.brasilia.sobre.autenticidad.pdf




 [1] El término pop art, se acuñó en Inglaterra en la década del cincuenta, por el artista Eduardo Paolozzi (1924-2005). Inspirado en la cultura popular, junto a la incorporación de procedimientos como el collage abrió un campo de producción por el que el mercado masivo accede al mundo del arte. Recursos que años más tarde es explotado en su máxima expresión por el reconocido artista norteamericano Andy Warhol (1928-1987). 

[2] La reproducción de similar, sino igual modo de iluminar otras obras patrimoniales de la ciudad (Palacio Ferreyra hoy Mueso Eva Perón, Teatro San Martin, Museo Carrafa, Paseo del Buen Pastor) es un claro signo de la penetración de modos aceptados a nivel global. Como observa Muxi, sobre la contaminación de lo local en la incorporación de modelos provenientes del exterior (…) en las ciudades del Tercer Mundo predominan cada vez más los proyectos que se “fabrican” en estudios de arquitectura estadounidenses y que al llegar al país de implantación sufren una suerte de traducción (Muxi, 2009, pag. 22). 

[3] Al decir del patrimonio arquitectónico, nos referimos a aquellos bienes tangibles, obras construidas que hoy revelan parte de nuestra identidad, y cuya presencia aporta a la conservación de los valores y la memoria propios de nuestra cultura.

[4] Podemos señalar la ubicación a unas pocas cuadras el Jockey Club, sobre calle General Paz, también diseñada por el arquitecto Jaime Roca.

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